Descripción
La lectura de este ensayo de Francisco Acuyo, poeta y escritor, como decíamos, de ya larga andadura, y de granada y exquisita obra poética, me ha traído a la memoria unas palabras de Heidegger, concretamente de su célebre Carta sobre el humanismo (enviada a su traductor al francés, Jean Beaufret, al principio de los años cuarenta), en donde el filósofo germano, escribe las siguientes palabras de inmarcesible actualidad y permanencia: El lenguaje es la casa del ser. En su vivienda mora el hombre. Los pensadores y los poetas son los vigilantes de esta vivienda. Su vigilar es el producir la patencia del ser por el que éstos la conducen por su decir al lenguaje y en el lenguaje la guardan.
La razón de nuestra evocación de este texto heideggeriano, se debe sin duda al carácter poetizante y a la vez reflexivo y meditativo del ensayo que hoy presentamos. En él asistimos –fascinados– al despliegue de un pensamiento que concita, sin solución de continuidad, el pensar poetizante o el poetizar pensante.