Descripción
Cuentos desobedientes en más de un sentido: en primer lugar, porque no acato leyes cuando escribo, aunque se hayan promulgado a docenas; me guío por mi experiencia como autora y como lectora, procurando adaptar la forma al tema, entendiendo por tema aquello que quiero decir y que solo llego a comprender en el proceso de escritura.
En segundo lugar ─pero no secundario─ “desobedientes” porque no acepto restricciones de pensamiento: si me equivoco, prefiero que sea con mis puntos de vista, no con los ajenos.
Escribo por un íntimo apremio no siempre placentero, pero “aventurismos” y “rescates” (reunidos en los Malabarismos de la segunda parte) sí nacen del placer, el de jugar con las palabras, al modo del Oulipo (propuesta literaria cercana a las corrientes del Surrealismo y la Patafísica).
Por último, al escribir, pienso en el lector, ese receptor activo, intérprete imprescindible de la obra literaria.